La Ruta de la Incoherencia
Como libertario, filosóficamente me encuentro en contra de las distorsiones de mercado que generan los subsidios y aranceles (proteccionismo). Además, me declaro a favor de la libre elección del consumidor, quien tiene el poder de elegir su marca favorita y precio más accesible en el mercado.
En el sentido anterior, la Ruta del Arroz es compatible con la filosofía libertaria. Sin embargo, el basarse en la filosofía libertaria no es un parámetro relevante ni para los consumidores ni para los productores e importadores.
He escuchado de expertos, que Costa Rica tiene problemas de productividad, desde las técnicas de cultivo y cosecha, semillas, así como los costos operativos y logística de producción.
Desde mi absoluta ignorancia en el tema, simplemente puedo comentar que mientras el gobierno anuncia significativas rebajas, otros sectores critican que los importadores son los grandes beneficiados y que no trasladaron el beneficio al consumidor.
Me encantaría profundizar el debate sobre lo anterior, pero mi percepción a través de los supermercados es que no hay diferencias muy significativas en el precio del arroz tras la ruta del arroz pero sí un fuerte golpe al sector productivo nacional.
Al tiempo que me pregunto si sería posible ayudar al sector nacional a ser más productivo, me pregunto si las motivaciones de Rodrigo Chaves y Pilar Cisneros son por convicción (filosofía libertaria) o por intereses particulares.
Cuando traslado mi pensamiento al ámbito de la prensa, la idea que proponen Pilar Cisneros y Rodrigo Chaves de “democratizar” la pauta no me parece para nada libertaria.
En primer lugar, Pilar en ningún momento critica la cantidad de dinero que gastan instituciones publicas en publicidad, sino que se enfoca en la “distribución equitativa de la misma”, que le llegue a más medios de comunicación.
En segundo lugar, Pilar Cisneros propone que la pauta con fondos públicos no se reparta basada en criterios técnicos (mayor audiencia alcanzada) sino en una turbia definición de “justicia social”, que medios pequeños con poca audiencia también reciban.
Aun si ignoramos que la “democratización” de pauta fue una excusa para castigar a medios críticos y premiar a medios lambiscones con el gobierno de turno, nos quedaría la idea de que es obligación del Estado ayudar a medios pequeños que no colectan fondos suficientes para subsistir del mercado.
Es por la razón anterior que filosóficamente me hago la siguiente pregunta: ¿por qué el Estado debe ayudar a pequeños medios de comunicación, pero no debe bajo ninguna circunstancia ayudar a pequeños agricultores?
Ingeniero informático, escritor y periodista aficionado, emprendedor y defensor de la filosofía liberal.
Fundador de la revista DoxaCR.